Esta nueva situación –
lejanía relativa de la zona de conflicto y utilización del enclave como base de
aprovisionamiento de las tropas acantonadas en invierno – operará un influjo
positivo sobre sus moradores, gracias a la condición episcopal de la ciudad y
la restauración del flujo comercial, como avala la acuñación de moneda aúrea al
declinar el siglo VI y comenzar el VII.
El período musulmán impulsó su prosperidad, gracias a un renovado dinamismo mercantil, frenado con la fundación de Tudela, situada
en un emplazamiento más aventajado, que ostentará la capitalidad de esta nueva
demarcación, provocando el transalado de parte de la comunidad hebrea a tierras
navarras.
De cualquier modo, es
indudable que cuando el célebre rabino Benjamín bar Jonás de Tudela emprende su
periplo euroasiático a finales de 1165, en que fija su primera singladura en
Zaragoza, tras descender por el Río Ebro,
la aljama ya era una realidad, que había cobrado un impulso decisivo tras su
conquista por las huestes de Alfonso I, quien en 1123 donó al obispo, cuya sede
era restaurada, los derechos tributarios y mercantiles percibidos, sobre esta
minoría, poseyendo desde entonces el prelado un notable protagonismo en el
destino de sus gentes.
Fuente: Guía de la Judería de Tarazona.
Comarca de Tarazona y el Moncayo.
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