viernes, 8 de marzo de 2013

Origen de la comunidad hebrea en Tarazona

Algunos investigadores mantienen que como sucede con Caesaraugusta y Osca, la Turiaso romana contaba con una modestísima presencia judía. Así mismo, cabría conjeturar la existencia de un incipiente enclave hebreo cuando el territorio se integra en el aparato defensivo visigodo como contención de vascones, astures y cántabros.

Esta nueva situación – lejanía relativa de la zona de conflicto y utilización del enclave como base de aprovisionamiento de las tropas acantonadas en invierno – operará un influjo positivo sobre sus moradores, gracias a la condición episcopal de la ciudad y la restauración del flujo comercial, como avala la acuñación de moneda aúrea al declinar el siglo VI y comenzar el VII.


El período musulmán impulsó su prosperidad, gracias a un renovado dinamismo mercantil,  frenado con la fundación de Tudela, situada en un emplazamiento más aventajado, que ostentará la capitalidad de esta nueva demarcación, provocando el transalado de parte de la comunidad hebrea a tierras navarras.
De cualquier modo, es indudable que cuando el célebre rabino Benjamín bar Jonás de Tudela emprende su periplo euroasiático a finales de 1165, en que fija su primera singladura en Zaragoza, tras descender por el Río  Ebro, la aljama ya era una realidad, que había cobrado un impulso decisivo tras su conquista por las huestes de Alfonso I, quien en 1123 donó al obispo, cuya sede era restaurada, los derechos tributarios y mercantiles percibidos, sobre esta minoría, poseyendo desde entonces el prelado un notable protagonismo en el destino de sus gentes.

Fuente: Guía de la Judería de Tarazona. Comarca de Tarazona y el Moncayo.

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